Revista de la Cátedra II de Psicopatología | Facultad de Psicología | Universidad de Buenos Aires
ANCLA 7 - "Locuras y perversiones II"
Septiembre 2017
CASOS

Versiones del padre: gozar del permitido

Marcela Beatriz Piaggi

"No hay proporción entre los sexos porque el goce del Otro es siempre inadecuado, perverso por un lado, y por el otro loco, enigmático. ¿No es acaso con el enfrentamiento a este impasse con lo que se define algo real, como se pone a prueba el amor?[1]

Introducción

El caso a presentar es el de una niña de 12 años, a la que atiendo desde entonces. La lógica del caso está atravesada por la función del padre[2], reducido a su función nominativa con todas las consecuencias que eso comporta, particularmente en el gozar.

¿Qué viene a suplir la falla estructural? La père-versión -como versión hacia el padre- se deja entrever en el decir que va construyendo la paciente en el análisis: "el padre es como un permitido: te gusta pero te hace mal al mismo tiempo". Podríamos preguntarnos: ¿por qué un permitido debería hacer mal? Porque el decir del padre muestra un goce sin límites, sin proporcionar la medida justa que le permita a Poli orientarse. Así, ella ilustra con sus dichos una nominación real que desencadena angustia.

En los síntomas, podrá leerse un arreglo que no encuentra el justo medio. La anorexia, los cortes, los sueños, y la militancia oficiarán de modalidades fallidas, a través de las que se intenta remediar el traumatismo originario.

Sobre el final del seminario RSI, Lacan sitúa a la nominación como el cuarto término, capaz de enlazar los tres registros, pero introducida como un redoblamiento de alguno de ellos: simbólico, imaginario o real. Lacan advierte, que el registro simbólico no tiene el privilegio de unirse a la nominación. "¿Por qué no distinguir una nominación simbólica, una imaginaria y una real?" (SCHEJTMAN, 2013, 76).

La operación analítica introduce en este caso, un decir inédito respecto del goce ilimitado; podríamos decir que, produce el pasaje de la nominación de la angustia como síntoma, a la nominación de la angustia como sinthome. El mismo afecto de angustia que, en un primer momento, le produce la presencia real del padre, será lo que le permita a través del análisis, construir una distancia que le posibilite un nuevo anudamiento.

Tiempo 1: De la nominación de la angustia síntoma

La consulta la inicia la madre de Poli y la demanda es clara: necesita que la analista le indique acerca de la conveniencia de seguir viendo al padre. Se la escucha ambigua e imprecisa en sus argumentaciones; turbada por esa incisiva duda que insistirá a lo largo del análisis.

De la historia familiar dirá que conoce a su pareja, el padre de la niña, en la militancia política siendo muy joven. A los 5 años del nacimiento de Poli se separan en forma confusa.

La madre manifiesta su deseo de sostener la figura del padre para la niña, pero asume que es alguien que no tiene medida, que es imprevisible. Prueba de ello es que nunca pudieron acordar un régimen de visita; hubo períodos en los que no se veían, otros en los que solían encontrarse, como así también aquellos en los que la dejaba plantada. El trato es muy variable: demasiado afectuoso o despreciativo. Ella lo define como un adicto manipulador, con variaciones en el ánimo. Ha tenido tres internaciones.

Los besos envenenan, gustan pero hacen mal.

En el primer encuentro Poli se presenta sin parar de hablar ni dejar de quejarse sobre sus padres. Al padre lo describe como portador de un goce ilimitado. Explica: "él dice que está bien lo que está mal; dice cosas demasiado inteligentes pero que no son coherentes o son cosas que no se dicen" Por ejemplo: Si cuando él tose, ella le dice que no fume porque hace mal, él le contesta: "peor es que te fumen", y le explica cómo se fuma marihuana en pipa". Cuando lo visita no quiere cumplir con los horarios pactados: "pretende que seamos él y yo", manifiesta Poli.

De la madre dirá que está todo el día encima, la acusa de inmiscuirse en la relación con sus amigas. Tienen fuertes discusiones en las que le dice cosas feas, e inmediatamente se arrepiente y le pide perdón. Sobre el final de la primera entrevista siente que se marea y no puede explicarse el motivo, solo refiere que no sabe de qué lado estar. Cuando está mal con su madre, quiere estar con su padre, y viceversa. De hecho es lo que sucede.

Poli relaciona momentos de angustia con letras de canciones; por ejemplo si se pelea con un chico o el padre no se comunica con ella, escucha una canción que dice: "me envenenan los besos que voy dando" o "Amores que no matan duelen"[3].Interesándome en este punto, manifiesta un abandono de sus quejas y comienza a traer a sesión más versos de aquellas canciones que escuchaba con el papá desde los 4 años. Ahora las escucha sola con la luz apagada para que la madre no se entere. Del repertorio destaca "Penélope[4]" nombre que su padre había elegido para ella, pero su madre se opuso por ser el nombre de una prostituta en la canción. Es interesante en este punto interrogar si la versión que se ha transmitido del amor entre un hombre y una mujer es el dolor o la muerte.

Hay períodos en que el padre insiste en verla y la confunde con frases como: cada vez más bella… Pareciera haber en su decir una direccionalidad a una mujer. Poli confundida le informa a su madre, quien no sabe que decir. Pese a esta confusión, él le despierta pena e insiste en verlo sobre todo cuando riñe con su madre, aunque luego se decepciona porque el padre no asiste al encuentro o duerme todo el día. Refiere: "Yo a veces pienso que es lo más y a veces que es todo lo malo. Mi papá es como el permitido, gusta pero te hace mal al mismo tiempo".

Poli en ocasiones es provocadora en su forma de hablar y de vestir. Las peleas con su madre, tampoco tienen medida. Queda encerrada en el goce oral que ellas portan cada vez que reclama por el padre. Palabras como: "andate a drogar con tu padre" exigiéndole la elección entre ambos; después le pide perdón y la invita a comer con ella al modo:"Vení, comé esta comida de mierda que te hace tu mamá". La niña manifiesta en llanto que odia su vida, dice: "No puede decirme así que mi papá se droga. No quiero saber nada de eso, aunque me lo imaginaba. No voy a comer con ella. No entiendo qué quiere de mí".

Tiempo 2: Versiones en el análisis: el padre/bagre.

El padre insiste en llevarla con él de vacaciones fuera del país. Poli lo consultará con su analista. Manifiesta que esta vez no está segura de ir.

El padre se ausenta por algunos meses sin dar cuenta de su paradero. Posteriormente, Poli trae un sueño: "Iba caminando, como haciendo dedo y mi papá aparecía en un auto ¿no querés venir?, decía. No sé si estaba adentro, capaz no. No te voy a secuestrar, expresaba".

El sueño hace presente en asociaciones la mirada del padre. Mirada que despierta inquietud y Poli lo expresa: "mira a las chicas por la calle como si las fuera a violar o a matar". Ella siente que a veces por la calle la miran así. Asocia también con una película que vio recientemente -La huérfana- donde la chica se enamoraba del papá, y él le decía que estaba confundiendo los roles, le pareció una locura esa película.

La ausencia del padre la perturba; lo manifiesta en la insistencia por recuperar una mascota que está en la casa del padre desde su infancia. Le intranquiliza puntualmente que él la deje sola y se muera de hambre. La madre no atiende su preocupación y se ve impulsada a llamar al padre para saber cuando vuelve; él le responde con un enigma para ella: "voy a volver el día que pesque cien bagres, voy por dos".

Enigma que motorizará un trabajo de entramado en el análisis. Una primera asociación con el bagre la lleva a decir que el bagre y el padre suenan igual; y que cuando pasa por la pescadería, le da miedo y asco los ojos de pescado que tienen vida aunque estén muertos. Los ojos vivos del pescado muerto, representan el goce vivo del padre, que se presenta sin velo.

El asco se va constituyendo como síntoma a través de una doble vía: no sólo se relaciona con su padre, sino también con su madre. Un recuerdo infantil revela que le da asco ver comer[5]. Sus estados de ánimo condicionan la relación con las comidas. El asco la lleva a provocarse el vómito, que ve como una forma de descarga. Estos episodios, dice, están dirigidos a que la madre se entere que no come. En continuidad, confiesa que el padre le mandó una carta con un regalo que decía que la amaba. Enuncia: "Está bueno vomitar me provoco la arcada y después me siento mejor." El vómito parece un modo de expulsar ese amor incestuoso.

El asco y los vómitos, la llevaron a bajar mucho de peso, porque no quiere comer. En ocasiones, no quiere salir a la calle porque piensa que el padre de alguna forma la va a querer ver. La mirada del padre se torna persecutoria. Como en el sueño, teme que la rapte, y quiera violarla dice: "lo del sueño es así, es como si me leyera la mente". Resuelve que no quiere volver a ver al padre, prefiere pensar que está muerto, de hecho es lo que le dice a sus amigas.

Conoce a Andrea, de su misma edad, quien pasa a ser el único tema en el análisis. La describe sin límites; como su otro yo y parecida al padre. Pasan horas hablando por chat, su madre ha leído conversaciones entre ellas de contenido erótico, describe la relación como "enferma". Andrea padece también problemas de alimentación y peleas importantes con sus padres, quienes suelen castigarla con agresiones físicas. Poli la consuela, se consuelan mutuamente.

Las discusiones con la madre se incrementan, Poli amenaza: "si vos no me dejas salir con A. voy a ser como mi papá". Su discurso parece persecutorio, también respecto de su mamá: "Me quiere cagar la vida. Todo lo que me gusta no me lo deja hacer".

Trae al análisis sueños, ahora en relación con la muerte de su madre. Confiesa que la perturban y la llevan a pensar si terminará como su papá. Un modo de olvidar era para ella dormir, pero el sueño ya no resultaba ser el guardián del dormir, pues "tenía miedo de volver a soñar con ella muerta". Ella,remite tanto a su madre como a sí misma.

Tiempo 3. La muerte del padre o ¿el padre muerto?

La noticia de la internación del padre por un edema pulmonar conmociona tanto a Poli como a su madre. Lee en un correo: "ojalá Poli resista".

A partir de aquí, se inquieta por su padre, quiere verlo a pesar de su angustia y hablar con los médicos. Come cada vez menos y no quiere hablar con su madre. Solo encuentra refugio en A. La amiga la escucha, pero se hace cortes en el antebrazo y le informa sobre formas de cortarse y no morir. Investiga esas y otras formas eficaces de morir, comenta: "Lo peor que te puede pasar es que te quieras morir y no te mueras".

Sueña que es ella ahora quien se muere estando en la casa del padre. Despertaba con la sensación que no iba a salir de ese estado y a menudo no puede salir de ese estado. El padre le indicó que hacer en esos momentos: "él sabe, siempre sueña también con estas cosas".

Acontece un período de crisis en las que grita e insulta a su madre. Se encierra y amenaza cortase; efectiviza los cortes con un compás, se arranca el pelo, y en ocasiones vomita. En medio de estas situaciones, la madre llama a la analista por teléfono para que hable con Poli. No siempre acepta, pero cuando lo hace se tranquiliza. Al poner este tema al trabajo, Poli sostiene que estos episodios se inician cuando piensa que su papá se va a morir, y que todo le deja de gustar. Tiene que chatear con A, porque si no habla con ella, piensa en suicidarse. Confiesa haber tenido relaciones sexuales con A, refiere: "me mordió la boca de un beso. Hacía gestos con la cara, formas que me llevaban a pensar que la violaron, porque el violador no usa palabras sino gestos. Ella todo lo piensa en idioma sexual." Supone que tiene que haber sido violada por un taxista. No sabe justificar por qué, solo le surge así en su cabeza. Poli siempre tuvo miedo de viajar sola en un taxi. Manifiesta además que está convencida que en el barrio quieren violarla, la miran todo el tiempo y le dicen cosas. Luego del encuentro sexual sueña que su amiga está muerta y ella no podía morirse porque estaba condenada a sufrir.

La recurrencia de las crisis es cada vez más frecuente. Se indica una consulta psiquiátrica junto con el tratamiento. Realiza dos, pero ambas son infructuosas. A uno de los psiquiatras se lo imaginaba viéndolo comer, y le dio asco su gordura, el otro dice que la trato mal. Decido verla varias veces por semana.

La escena de insultos y gritos con la madre llega a la puerta del consultorio. No quiere ver a su analista. Acusa a su madre por haberle arruinado la vida, y por no haber conseguido cuidarla del padre. La analista maniobra para que se retire la madre de la escena y se sienta con ella en el umbral del edificio. Interpreta que está así por la noticia del edema pulmonar del padre y su potencial muerte. Se tranquiliza y expresa llorando: "Yo quise cuidarlo". La analista interviene señalando: "los ojos vivos del pescado muerto. Vos sabés: él siempre encuentra una salida. Los ojos vivos son una salida".

"La normalidad, no es la virtud paterna por excelencia, sino solamente el justo me-dios, dicho al instante, o sea el justo no-decir, naturalmente a condición de que no sea transparente ese no decir." (LACAN 1974-1975, 59).

Laintervención los ojos vivos del padre/bagre, se presenta en ese instante como un recurso, una salida, servirse del goce vivo del padre muerto. Se injerta un medio- decir sobre el goce que, introduce una dimensión de límite que no estaba presente y se teje en transferencia. En el tiempo anterior, los ojos vivos se manifestaban en el asco, en ser vista, o ser violada. La intervención analítica permite escuchar lo que se dice a medias: los ojos vivos quedan así velados.

"Un padre no tiene derecho al respeto, sino al amor, más que si el dicho, el dicho amor, el dicho respeto está, père –versement orientado". (LACAN 1974- 1975, 59). El caso ilustra que se trata de un padre que no ha podido hacer de una mujer, objeto a que causa su deseo, o quizás esa mujer sea Poli. El análisis inaugura la posibilidad de mediar el decir ilimitado de la función del padre.

Sinthome y père -versión. La ley del amor[6]

La alimentación se equilibra. Las crisis disminuyen en frecuencia e intensidad; la última ocurrió al finalizar séptimo grado, frente a la imposibilidad de ubicar al padre para asistir a su graduación. En esa oportunidad la analista interviene por teléfono, disuadiéndola de continuar en esa insistencia y asegurándole que A. estaría allí esperándola. No sin angustia y dificultades, concurrió al viaje de egresados.

La causa de la ausencia del padre fue una internación por un episodio psicótico. Ella toma conocimiento del hecho al regreso del viaje y decide definitivamente dejar de verlo. Medida que la analista sostiene con firmeza, comunicándoselo a la madre.

El padre buscaba comunicarse, pero ella no lo atendía o le cortaba el teléfono. Refiere: "yo prefiero decir que no tengo papá o que está muerto". Ante la insistencia del padre ha conseguido explicarle que le hacía mal hablar con él, pues no era un buen padre y prefería pensarlo muerto.

Para concluir.

Como efectos del análisis y casi con la modalidad de una formación reactiva, lo ilimitado del goce se delimita, y refleja en los tres registros: imaginario, simbólico y real.

Su imagen ha cambiado notoriamente; en su forma de vestir, en su cabello y en el peso. Refiere que no quiere ser más un objeto sexual.

Comenzó el secundario que había elegido para su ingreso. Esa escuela, en particular, la sostiene, a pesar de la angustia que le producen los exámenes. Durante el receso escolar se volvió a sentir "rara", como se sentía cuando se empezaba a cortar. Esa rareza la refiere a un temor: que entren en su casa y la maten. Ahora le teme a la muerte. Cuando retomó la escuela este malestar desapareció. Poli tiene un lugar muy destacado en la militancia política de su escuela. Expresa: "lo llevo en la sangre, mi mamá y mi papá se conocieron haciendo política."

En cuanto a A. Poli, tomará distancia, la nominará como su mejor amiga, la mejor, entre otras. A. se presentó, en primera instancia, también encarnado el goce ilimitado. Frases ya conocidas como "pretende que seamos ella y yo", se repetían. A. era "el reflejo de ella misma". En el último tramo del análisis, la maniobra del analista va ubicando lo desmedido. Ya no, en su padre, en su madre, o en A., sino en "ella misma".

La función del padre, garantiza únicamente un goce, la père –versión, siempre que ese goce sea condescendiente de la castración. Lacan refiere a la père –versión, como cuarto eslabón; el justo-medio imprescindible en el lazo de lo imaginario, lo simbólico y lo real.

El trabajo del análisis originó, un decir nuevo respecto del goce ilimitado, que le posibilitó a Poli un anudamiento diferente. La presencia real del padre producía una angustia que la desencadenaba; la posibilidad de distanciarse del padre, también es con angustia, pero esta construcción ahora permite un anudamiento posible.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  • LACAN, J. (1972-1973) El Seminario Libro 20. Aun. Buenos Aires, Paidós, 1991.
  • LACAN, J. (1974-1975) El Seminario Libro 22. RSI, Inédito.
  • SCHEJTMAN, F. (2013) Sinthome: Ensayos de Clínica Psicoanalítica nodal. Buenos Aires, Grama, 2013.

NOTAS

  1. LACAN, 1973, 174.
  2. LACAN, 1975, 105.
  3. Canción de J Sabinas "contigo" Ella escribe: "Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no duele mata, porque amores que matan nunca duelen".
    El original dice: Y morirme contigo si te matas
    Y matarme contigo si te mueres
    Porque el amor cuando no muere mata
    Porque amores que matan nunca mueren.
  4. Juan Manuel Serrat
  5. Ver a la madre comerse un postrecito mientras le daba a ella otro como un avioncito.
  6. Véase (SCHEJTMAN, 2013, 111).