El estrago: Un n(h)ombre de la locura
"Puede decirse que el hombre es para la mujer todo lo que les guste, a saber, una aflicción peor que un sinthome. Pueden articularlo como les convenga. Incluso es un estrago."
(LACAN, 1975-1976, 99)
Lacan afirma en su Seminario 24 que entre la locura y la debilidad mental no hay más que elección (LACAN, 1977). Es decir que se está loco, o se es débil mental. Partiendo de allí, me interesa indagar el aspecto de la locura que se produce en el lazo con el Otro, es decir lazos que enloquecen y particularmente el estrago que puede devenir un hombre para una mujer.
Con tal fin, me centraré fundamentalmente en la Conferencia 33 que Freud dedica a la feminidad, para luego retomar algunos de los conceptos allí plasmados desde la enseñanza de Lacan sobre todo a la altura de su Seminario 20 a partir de las fórmulas de la sexuación.
Lo insaciable
En la Conferencia 33: "La feminidad" Freud subraya el valor que tiene la indagación del lazo de la niña con la madre preedípica para comprender lo femenino. La madre como primer objeto de amor tanto para el niño como la niña, es sede de mociones amorosas y hostiles, y éstas últimas serán las que empujen a la niña a que abandone a la madre como objeto de amor, trocándola por el padre entrando así en el Complejo de Edipo. El odio a la madre y el complejo de castración que alimenta al primero, preparan el terreno para que la niña se dirija al padre e ingrese en el complejo de Edipo. Es decir que para abandonar a la madre es preciso odiarla. Freud advierte que parte de ese odio, de intensidad notable, no desaparece nunca, es decir que permanece toda la vida.
Ahora bien, ¿cómo explica el origen de las mociones hostiles a la madre? La lista de acusaciones que se dirigen contra ella es interminable, pero hay una que se subraya especialmente y se refiere a que ésta le ha suministrado poca leche, lo que es leído como falta de amor. Independientemente de las condiciones reales, Freud ubica un ansia que define como insaciable y que es el correlato de no haberse consolado de la pérdida del pecho materno.
Se leen dos aspectos estructurales de lo antes dicho: en primer lugar el que concierne a la coexistencia de mociones hostiles y amorosas inherentes a la pulsión cuyo sello se manifiesta en el primer lazo al Otro. Y luego las carencias del Otro, que como sabemos es fallido por estructura. Sin embargo, la lectura de esa falla como falta de amor y el empuje a una demanda insaciable, comportan a mi entender una posición subjetiva particular.
Finalmente, Freud advierte que las mociones que la niña dirigió hacia la madre y al padre se pondrán de manifiesto en la elección amorosa que haga cuando mujer. En este sentido, si en la elección prima el tipo paterno se augura un matrimonio dichoso. En cambio si prevalece la ligazón madre-preedípica, la hostilidad y lo insaciable ligado a ella ganará el nuevo vínculo con consecuencias menos felices. Es conocida la referencia freudiana acerca del éxito asegurado en un segundo matrimonio, por ser el primero un subrogado de la madre pudiendo deshacerse de ésta recién en el segundo enlace. Vale aclarar que independientemente de la realidad efectiva, el partenaire masculino puede venir a ocupar uno u otro lugar con efectos bien distintos. Lo que me interesa subrayar es el sello de lo insaciable que puede tener el lazo de una mujer con un hombre, con el estrago concomitante.
El amor estrago
En su Seminario 20 Lacan se sirve de las fórmulas de la sexuación para definir modos del amor que se diferencian según se inscriban del lado hombre o del lado mujer de las mismas. Resulta interesante este abordaje, ya que los tipos de amor darán cuenta de posiciones del parlêtre diferentes, modos distintos de responder respecto del agujero que comporta el significante de la falta en el Otro S(Ⱥ).
El modo macho del amor estará signado por el abordaje fantasmático de lo femenino, siendo el objeto a la pareja del Sujeto. El Sujeto neurótico ama con su alma, se enalmora, no haciendo más pareja que con el objeto a de su fantasma, y todo el asunto será como pueda haber amor por un Otro. Aborda entonces el objeto causa de su deseo, y esto es lo que Lacan define como acto de amor y distingue de la poesía. De este modo el $ en relación al objeto a es el tratamiento macho de la falta en el Otro.
En este sentido, el neurótico, sea él o ella, se ubica del lado macho de las fórmulas de la sexuación, orientado por la perversión polimorfa hacia el partenaire. "Mientras él alme al alma no hay sexo en el asunto."(LACAN, 1972-1973,102). Sea él o ella el asunto resulta hommosexual.
Del lado mujer está en juego otra cosa y no el objeto a. Hacer el amor, lo que es poesía, se distingue del acto de amor propio de la perversión polimorfa del macho. El no-todo femenino abre la posibilidad a experimentar un goce suplementario más allá del falo, goce del que nada se sabe excepto que se siente. Así, lo femenino y el amor comparten su punto de fuga respecto del discurso, cuando se habla de uno u otro se lo maldice.
Ahora bien, del lado femenino subrayo dos tratamientos del agujero: el goce femenino y el estrago. En el primero el ser hablante esta desdoblado entre el goce femenino y el goce fálico, mientras que el estrago comporta una independencia radical del falo con el empuje infinito consecuente. El no-todo del goce femenino veta la universalidad del lado macho de las fórmulas de la sexuación, pero no se independiza del todo de éste. Definido como goce suplementario al fálico tiene una relación a él.
El estrago femenino en cambio conlleva una suelta del goce fálico que algunos autores[1] proponen escribir en el vector que va del al S(Ⱥ). Este empuje infinito que puede manifestarse en una demanda de amor insaciable, se articula con lo que Freud ubica en la relación de la niña con la madre en su Conferencia 33. Desde esta perspectiva el Edipo y el significante fálico son un límite a lo que de la estructura empuja al infinito.
Pensada así, la neurosis anclada en el significante fálico puede devenir defensa o límite al estrago femenino. Esto último exige distinguir el empuje insaciable del estrago, de la insatisfacción histérica que comporta también una demanda infinita. A mi entender el primero, está en relación con el agujero en el Otro pero sin lazo a él, es decir comporta un empuje sin Otro, fuera de discurso y en soledad, independientemente de que sea desencadenado a partir del encuentro con un partenaire. El segundo en cambio, preserva en su centro un Otro consistente, potente o impotente, pero Otro al que el Sujeto histérico se enlaza y demanda sin cesar.
Por último, Lacan ubica una cara estragante en todo amor. En este sentido señala: "(…) que el amor, aunque se trate de una pasión que puede ser la ignorancia del deseo, no por ello es capaz de privarlo de su alcance. Cuando se mira de cerca, se pueden ver sus estragos"(LACAN, 1972-1973, 12). No es seguro si el estrago al que se refiere aquí es del deseo o del amor, quizás de ambos. A los fines de este escrito me interesa subrayar el aspecto del amor que en tanto pide amor aún, sin cesar, empuja a un infinito que puede no distinguirse del estrago. Aún es el nombre propio de esa falla de donde en el Otro parte la demanda de amor, empujando al infinito (LACAN, 1972-1973). Es decir que habría una cara estragante en todo amor que valdría la pena distinguir del puro estrago.
Comentarios finales
El estrago como una versión de lo femenino que enloquece comporta una suelta del ancla fálico, que es el garante de que ellas estén locas no del todo (LACAN, 1973) . Entiendo que si un hombre puede ser un estrago para una mujer lo será en su función de no-hombre, es decir sin relación al significante fálico, y más cerca de la madre preedípica a la que Freud hace referencia en su Conferencia.
No-hombre al que ella puede pedir un nombre, fallando una y otra vez por ser lo femenino lo que escapa a la nominación y al discurso, llevándola a un empuje enloquecedor. Ahora bien, si entendemos al estrago fuera de discurso, cabe interrogarse por el estatuto de el partenaire que lo desencadena, y por la existencia de un lazo allí. Entiendo que lo que está en juego es la relación del parlêtre con el agujero en el Otro, lo que es en soledad y prescindiendo de la lectura que ofrece la castración edípica.
Por último, si el estrago enloquece, eso no agota lo femenino. Es decir, que podrán haber versiones de lo femenino que apacigüen, y porque no, versiones del falo que enloquezcan. Sin dudas valdrá la pena avanzar sobre esto, quizás en otra oportunidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- EIDELBERG, A.; GODOY, C. Y OTROS (2009). Porciones de nada, la anorexia y la época. Serie del Bucle, Buenos Aires, 2009.
- FREUD, S. (1932). "Conferencia 33. La feminidad". En Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1997, tomo XXII, 104-125.
- LACAN J. (1972-1973). El Seminario, libro 20, Aún, Barcelona, Paidós, 1981.
- LACAN, J. (1973). "Televisión" en Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012.
- LACAN, J. (1973-1974). El Seminario, libro 21, Los nombres del padre. Inédito.
- LACAN, J. (1975-76). El Seminario, libro 23, El Sinthome, Buenos Aires, Paidós, 2011.
- LACAN, J. (1976-77).El Seminario, libro 24, El fracaso del Un-desliz es el amor, A la manera del seminario oral de Jacques Lacan. México, Artefactos, Cuaderno de notas, 2008.
- LACAN, J. (1975). "Respuesta de Jacques Lacan a una pregunta de Marcel Ritter". En Suplemento de las Notas (Escuela Freudiana), noviembre 1980, N⁰ 1.
- SORIA, N. (2016). "Del amor y otros demonios" en Colofón Nº36. Amor y sacrificio. Buenos Aires, Grama, Octubre 2016.
NOTAS
- EIDELBERG, A.; GODOY, C. Y OTROS (2009). "Porciones de nada, la anorexia y la época". Serie del Bucle, Buenos Aires, Argentina, 2009. ⤴