BIENVENIDOS!!!… A LA PÁGINA WEB DE LA CÁTEDRA II DE PSICOPATOLOGÍA DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA DE LA UBA

De nuestra apuesta y la pandemia que atravesamos: Desde 1984 la Cátedra II de Psicopatología renueva su apuesta año tras año: la de una transmisión rigurosa, crítica, actualizada y apasionada en la universidad pública que, apoyada en la investigación, abierta a la extensión, alejada de los facilismos de moda y confiada en el deseo de saber, apunta a la excelencia académica en la formación de los estudiantes de Psicología. Con esa misma meta afrontamos durante 2020 y 2021 el desafío que supuso, por la pandemia que atravesamos, la instrumentación de una modalidad virtual de enseñanza-aprendizaje, que incluyó el dictado de clases por diversos medios (reuniones virtuales por Zoom, audios de clases grabadas, clips de video), la utilización del Campus Virtual de la Facultad (en el que subimos nuestra bibliografía obligatoria digitalizada, así como también cronogramas y guías de estudio, y en el que establecimos aulas virtuales por comisión) y la adaptación de nuestras evaluaciones al formato virtual (nuestros tres exámenes parciales devinieron tres trabajos prácticos domiciliarios). A lo que sumamos también la participación optativa de estudiantes en grupos de lectura sobre temas específicos y ateneos clínicos (en ambos casos por medio de reuniones virtuales por Zoom). El resultado fue muy fructífero -tal como lo hemos constatado entre estudiantes y docentes- por lo que, la eventual vuelta a las aulas -que esperamos sea pronto- nos encontrará enriqueciendo la enseñanza presencial con la experiencia y algunas de las herramientas que la cursada virtual nos ha dejado.

De nuestra orientación: La Psicopatología resulta históricamente y en la práctica del entrecruzamiento de referencias teóricas y discursivas diversas y heterogéneas, lo que vuelve imprescindible, en su enseñanza, tomar una posición clara y definida. Esa toma de posición -aunque ineludible- muchas veces es velada. Por nuestra parte, decidimos exponerla desde el inicio. La Cátedra II de Psicopatología explicita así su abordaje de los problemas cruciales de la disciplina psicopatológica desde una perspectiva que se reconoce psicoanalítica y comprometida con el retorno a Freud promovido por la enseñanza de Jacques Lacan. Con esa orientación situamos a las problemáticas fundamentales de la psicopatología en la intersección entre la psiquiatría y el psicoanálisis, como resultado del encuentro entre estas dos prácticas que han contribuido a su conformación, encuentro que también es tropiezo, colisión fecunda que engendra el campo de lo psicopatológico como tal. Ello exige, en contrapunto, mantener nuestra enseñanza permanentemente actualizada en el debate con las demás disciplinas y orientaciones que enriquecen el abordaje psicopatológico, a la luz de las distintas perspectivas con las que, contemporáneamente, se elaboran los problemas de la Psicopatología. Se trata, en efecto de apartamos, al mismo tiempo, tanto del desconocimiento de lo producido en orientaciones alejadas de la propia -puesto que el debate y la confrontación de ideas promueve el avance en el saber-, como de un eclecticismo que por quererse “abierto” o pretenderse “neutral” termina por derivar en una transmisión diluida, poco precisa, o exclusivamente panorámica, sin consecuencias. Abordamos las construcciones nosológicas en una vía que, desde el psicoanálisis, conduce del fenómeno a la estructura. Estudiamos las neurosis, psicosis y perversiones a partir del entrecruzamiento de diversos ejes que posibilitan la formulación de diagnósticos estructurales, entre ellos: los mecanismos de formación de síntomas, las modalidades del deseo, las economías del goce, los empleos de la fantasía, las funciones de la angustia, los modos del desencadenamiento, las formas del reanudamiento, las variedades de la transferencia. Y ello en un doble movimiento, que conduce del tipo clínico a la singularidad subjetiva -manifestando la resistencia del caso a la tipificación- y que retorna sobre lo particular del tipo de síntoma -determinando la posibilidad de la clínica y la transmisión-, lo que permite, por añadidura, localizar lo inclasificable. El diagnóstico estructural que promovemos se encuentra en las antípodas de la perspectiva fenoménica o descriptiva que pretende etiquetar conductas, síntomas o elecciones diversas. Las obsesiones son tan poco exclusivas del obsesivo, como los delirios o alucinaciones del psicótico o las perversiones del perverso. Hay obsesiones en la histeria tanto como en diversas psicosis; los neuróticos deliran, eventualmente alucinan; hay rasgos de perversión en la neurosis, la psicosis y… la perversión. Ni la identidad sexual, ni la elección de objeto definen para nosotros diagnóstico alguno. Neurosis, psicosis y perversión son respuestas subjetivas diversas que se levantan frente a la patología lenguajera que afecta a los seres hablantes. El psicoanálisis enseña que el lenguaje nos parasita y que la normalidad no es más que sueño, cuando no pesadilla: los intentos moralistas de normalización que nos asedian. No hay normalidad, sino psico-pato-logía generalizada: el pathos que el logos inyecta en la psyché del ser hablante. El acento recae, también, en el cruce entre aquellas estructuras clínicas con la sexuación lacaniana -que no se confunde ni con la identidad ni con la elección sexual recién aludidas (lo que supone un fecundo debate con los actuales estudios llamados de género)-, con la conformación particular que toman en nuestro tiempo los denominados síntomas contemporáneos (toxicomanías, anorexias y bulimias, ataques de pánico, depresiones, etc.) como efectos de los avances del discurso de la ciencia y del capitalismo globalizado, y con las problemáticas específicas del diagnóstico diferencial respecto de los cuadros orgánicos lo que, entre otras cosas, anticipa la necesidad del abordaje interdisciplinario. Todo ello, imprescindible para la formación del futuro psicólogo en la práctica diagnóstica actual, necesaria no sólo en el ámbito clínico, sino también en las demás áreas de incumbencia de la disciplina psicológica.

Del nudo de la enseñanza, la investigación y la extensión: La orientación de la Cátedra II de Psicopatología se despliega y se constata en las tres áreas del quehacer universitario que, desde nuestra perspectiva, no pueden sino plantearse como anudadas: enseñanza, investigación y extensión. En la enseñanza en la universidad pública, desde hace más de treinta años, apostamos por la excelencia académica que conjuga transmisión rigurosa y docencia apasionada. El sólo saber de la psicopatología sin la pasión por transmitirlo deviene saber muerto y mortificante: termina aburriendo tanto al docente como al alumno. El gusto por la enseñanza, sin el rigor en la argumentación es sólo pantomima de enseñanza: debilidad conceptual que no tarda en revelarse. Nuestra transmisión se quiere fundamentada, rigurosa, construida paso a paso y con capacidad de dejar marca apasionada entre quienes enseñan y quienes aprenden -posiciones que están lejos de mantenerse siempre fijas, como a veces se cree, entre docentes y estudiantes-. Ya respecto del abordaje de los conceptos lacanianos, lejos de cualquier esoterismo, promovemos su elaboración progresiva y elucidación argumentada. Acompañamos al estudiante en una construcción que no supone conocimiento previo: fundamentamos cada avance en una transmisión, paso a paso, sostenida en razón; no avanzamos al escalón siguiente sino cuando el anterior se encuentra suficientemente asegurado. Se sabe bien a dónde conduce, en este campo y en tantos otros, la reducción de la enseñanza a la repetición vana de frases estereotipadas, la apelación a “argumentos” de autoridad, el abordaje oscurantista de los textos: a la secta en la que unos pocos iniciados creen entenderse entre ellos. Y bien, nos situamos en las antípodas. El debate que Lacan promovió es, precisamente, el de las luces; y una transmisión de la Psicopatología sostenida en su orientación, no puede oscurecerlo sin traicionarlo. Transmitimos lo más subversivo de la invención freudiana retomada por Lacan y especialmente sus consecuencias en la Psicopatología, sin ceder un ápice ni en el rigor conceptual ni en la perspectiva ética que ello conlleva, pero promoviendo un acceso paulatino a los conceptos que elaboramos en la tarea compartida de enseñanza/aprendizaje. Por lo demás, una enseñanza que no se anuda con la investigación no sólo no se actualiza, no se cuestiona ni se abre a nuevas problemáticas. Investigamos en el campo psicopatológico desde que la cátedra fue creada. Y lo hacemos de modo sistemático a través de proyectos UBACyT cuyos avances y resultados enriquecen nuestra transmisión, puesto que los nuevos conocimientos que provienen de esas investigaciones son transferidos progresivamente a nuestro programa de enseñanza. Desprovista de esta perspectiva la tarea universitaria se limita a una repetición de lo mismo y se degrada a “enseñadero”. Bien lejos de ello, nuestra cátedra se plantea efectivamente como un dispositivo de producción de saber, de un saber nuevo que afecta y pone en cuestión lo ya sabido. De esa producción dan cuenta nuestros libros y publicaciones. No por nada nos decidimos a introducirlos -junto con un Lacan no amputado: estudiamos las propuestas psicopatológicas del primer Lacan tanto como las del último- en la enseñanza de grado en Psicopatología. Optamos, resueltamente, por no limitar la transferencia de los avances de la investigación solamente al ámbito del posgrado. Ya en el grado, el estudiante de Psicología debe poder acceder a las novedades que la investigación aporta. No sólo por la vía -necesariamente no muy numerosa- de la inserción de alumnos en nuestras investigaciones, sino por la introducción efectiva de los resultados de las mismas en nuestros programas que, así, se renuevan periódicamente incluyendo tales avances. ¿Ello vuelve más compleja nuestra transmisión? ¿Supone una exigencia adicional tanto a los docentes como a los estudiantes de nuestra cátedra? Lo preferimos, sin duda, frente a los facilismos de moda. No subestimamos a nuestros alumnos y preparamos a nuestros docentes para este desafío. Acompañamos a los estudiantes de la cátedra -y ellos a nosotros- en la tarea de sostener una enseñanza de excelencia. Por fin, entre las tareas de extensión universitaria de la cátedra, merece mencionarse aquí la que se encuentra en primer plano: nuestro Servicio de Psicopatología que funciona hace más de diez años en la Sede San Isidro de la facultad, en el que docentes de la cátedra brindamos tratamientos psicoanalíticos no arancelados, dirigidos especialmente a personas de bajos recursos económicos que residen en la zona de influencia de esa sede de la facultad. Nuestro Servicio se anuda, en la cátedra, tanto con las actividades de enseñanza, como con las de investigación. Nuestros estudiantes tienen en ese ámbito la posibilidad -en comisiones de hospitales (que también se desarrollan en muchas otras instituciones asistenciales de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires)- de poner a prueba, a partir de la observación de casos clínicos concretos y actuales, los conceptos elaborados; nuestras investigaciones, de hacer pie allí en lo real de la experiencia que abordamos desde la clínica. Se anudan, de este modo, enseñanza, investigación y extensión: queremos viva a nuestra enseñanza, en permanente construcción, que abreve en las novedades que entregan nuestras investigaciones y no retroceda frente a lo nuevo con lo que también nos confronta la clínica más actual.

De nuestras actividades y evaluaciones, articulación teórico-clínica y abanico de opciones:  De nuestra experiencia en la enseñanza de la Psicopatología decantamos tanto la necesidad de poner a prueba los conceptos que se elaboran, a partir de su confrontación con casos clínicos concretos, como la importancia de ofrecer a los estudiantes un abanico de actividades lo suficientemente amplio, como para que cada uno tenga la posibilidad de ir configurando, en el despliegue del año, una cursada ajustada a sus intereses y posibilidades. Distinguimos nuestras actividades obligatoriasteóricos, seminarios y comisiones– que comprenden las seis horas semanales obligatorias que se establecen para nuestra asignatura, de las actividades optativastestimonios clínicos, comisiones de hospitales, ateneos clínicos, conferencias y grupos de lectura– que la cátedra ofrece para enriquecer la cursada y, tal como se acaba de señalar, posibilitar que cada estudiante la construya de acuerdo a su singularidad. Respecto de nuestras tres actividades obligatorias, enfatizamos la puesta a prueba de los contenidos generales que transmitimos en las clases teóricas y la práctica de la lectura de textos que desplegamos en los seminarios, confrontándolos con los casos clínicos -clásicos y actuales- que examinamos en detalle en las comisiones de trabajos prácticos. Ello es redoblado por una amplia oferta de actividades optativas que acentúan, en primer lugar, esa articulación teórica-clínica en tres espacios: testimonios clínicos, comisiones de hospitales y ateneos clínicos. Mientras que otras dos actividades optativas, se ofrecen como ámbitos de profundización de algunos temas específicos que estudiamos: conferencias y grupos de lectura. Por lo demás, la evaluación -que es parte inseparable de la tarea de enseñanza/aprendizaje- no puede menos que quedar afectada por la doble indicación recién apuntada. En los exámenes parciales -tres en el año, cada uno de ellos con una segunda fecha para ausentes, más el recuperatorio por aplazo- priorizamos también la articulación teórico-clínica, y en cada uno de ellos procuramos que el recorrido singular que cada estudiante construye en la cursada encuentre una vía para manifestarse. Lo mismo ocurre con nuestro examen final.

La cursada que proponemos en la Cátedra II de Psicopatología constituye así una construcción que, confrontada  con la actualidad del debate teórico-clínico se propone, decididamente, a la medida de cada uno de nuestros alumnos: partiendo de una base común -la que constituyen nuestras tres actividades obligatorias-, cada estudiante escoge, en función de sus intereses e inquietudes, el alcance de su trabajo en la cátedra valiéndose de las diversas actividades optativas propuestas. En nuestra cátedra cada alumno elige cómo cursar Psicopatología, al tiempo que nuestros docentes siguen de cerca y de manera personalizada esa elección, acompañando y orientando a los estudiantes.